La religión en su encrucijada
Hablar de religión..., Uff! Y en los albores de nuestro siglo XXI. Para muchos, según la moda, un conversar vomitivo, y es que hay mejores cosas que tratar, se diría; más urgentes; cosas atingentes; algo que suene más a evolución. Puede ser.
Creo que hablar de
religión, no es diferente a hablar de política. Quizás algunos tendrían una
serie de argumentos convincentes para hacerme revocar lo dicho. Aunque, si lo
observamos bien, tanto la religión como la política son generadores
de discursos oníricos. En otras palabras, se construye desde la idea para
materializarla en un horizonte imaginario. De ahí la idea, de que la
espiritualidad comienza a surgir de entre las cenizas de la religión incinerada.
Como aquello que sobrevive a su metarrelato[1]
(de la religión); surfeando el rudo oleaje de los cambios; de los “despertares”
de estos tiempos. Es como si hubiésemos llegado a un punto en nuestra historia,
en que nos salió la carta de un 10 de copas[2],
y de oro más encima. Según el Tarot, una carta así pueda salir en una
tirada, simboliza que estás en un punto “maduro”, que te lleva a una
encrucijada, y en ella solo tienes dos opciones: “Reafirmar” las mismas cosas
que venías haciendo (creencias, sentires, ideas, convicciones, etc.), o, “Resignificarlo” todo.
Ojo, que eso es más arriesgado aún, diría que en ambas exige valentía. Pero aquí, en la “Resignificancia" es donde la tradición sacude sus cimientos, y no todos sobreviven a un sismo de tal magnitud. Sabemos que la tradición cumple con un rol específico en la vida humana, pero eso es tema para otra ocasión.
En esta historia nuestra, tal vez nos sacamos un 10 de copas al más puro estilo del tarot, y nos vemos en una necesidad inevitable de reafirmación o resignificación. ¿Ortodoxia o Reforma? Y lo podemos apreciar en las diversas corrientes religiosas de la cristiandad, del judaísmo, el budismo e Hinduismo, incluso en el islam. Refiriéndonos a las religiones más grandes del mundo, pero también suceden encrucijadas y reformas dentro de otras corrientes religiosas menores, así como otras, que si bien son antiguas, hoy adquieren mayor campo de acción y recepción, como lo es la fe Bahai, el neo-gnosticismo, y todo lo relacionado con la New Age y el despertar indígena.
La pregunta es ¿qué sucede con este punto de inflexión entre las religiones? quizás, para la ortodoxia de cualquier credo, a todas luces es una amenaza. Y eso otorga mayor fuerza para reafirmar aquella convicción que los pueda mantener imperecederos antes los cambios, “porque estos nunca son buenos para la fe”. Por otro lado, surgen aquellos más perceptibles a la espiritualidad con la que siempre conectaron con algo esencial, más que una estructura que le diera molde a la fe. Surge un cuestionamiento no menor sobre verdades, caminos y salvaciones, que inevitablemente echan mano de la teología y la filosofía. Para un buscador de la espiritualidad en sí misma, estas disciplinas terminan siendo estériles. Es como si la religiosidad hubiese parido una nueva intención, que logra desmarcarse de las disciplinas clásicas, consideradas como avenidas hacia una “verdad”. Quizás esta intención pueda ser analizada desde el ámbito de la psicología, pero aun así, me atrevería a decir que viene con una carga más profunda, netamente sensitiva, y que manifiesta un cierto desprecio por el uso excesivo de la razón.
Diría que quienes
viajan por estos senderos de la intuición y la sensación, son estos herederos
del viejo romanticismo del siglo XIX, pero más honestos y auténticos que ellos.
Dicen que la razón
crea a los ateos, pues, más bien, esta intencionalidad religiosa ni siquiera
considera que el ateísmo pueda ser una opción; y no porque existan argumentos
convincentes que puedan verificar la existencia de un Dios; sino todo lo
contrario; pues ya es sabido y aceptado que la batalla que emprendió la religión
contra la ciencia es una batalla perdida. Se trata de un volver a ese “Tiempo Sagrado”[3].
Se trataría de un retorno
Pero… ¿hacia dónde?
¿Será que en lo
humano realmente se puede hallar lo divino?
Boris
Abigadil González Torres
Profesor
de Filosofía en CECH, Pucón.
[1] Según el planteamiento
crítico de la metanarrativa propuesto por Lyotard,
los metarrelatos son asumidos como discursos totalizantes y
multiabarcadores, en los que se asume la comprensión de hechos de carácter
científico, histórico, religioso y social de forma absolutista, pretendiendo
dar respuesta y solución a toda.
[2] El
Arcano Menor “10 de Copas”, simboliza en el tarot un momento de cambios,
éxitos, evolución y desarrollo.
[3] Según Mircea Eliade,
el tiempo sagrado "es el tiempo del origen, el
instante prodigioso en que una realidad ha sido creada, o se ha
manifestado plenamente por vez primera.
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